Nuevos avances para mejorar el diagnóstico genético del síndrome de Opitz

El síndrome de Opitz C (OCS), una enfermedad ultra rara que causa graves discapacidades físicas e intelectuales, tiene una base genética muy heterogénea que dificulta el diagnóstico médico y la intervención terapéutica, según confirma una nueva publicación en la revista Expert Opinion on Orphan Drugs.

La sintomatología clínica del síndrome de Opitz C se puede solapar con otras patologías minoritarias similares como los síndromes de Kleefstra, Kabuki, Bohring-Opitz, etc. Sin embargo, a pesar de compartir varias manifestaciones clínicas, "esta enfermedad no muestra una base genética común entre los afectados, y su modelo de transmisión hereditaria todavía es desconocido", destacan los autores.

Tecnologías de secuenciación masiva para un diagnóstico genético preciso

Desde el año 2007, varios genes han sido asociados con esta patología de difícil diagnóstico por su amplio patrón clínico (por ejemplo, ASXL1, CD96, ASXL3 y MAGEL2). En este contexto, las líneas de investigación del Grupo de Genética Molecular Humana (UB-CIBERER-ISJD) —en el cual también participan Raquel Rabionet (IRSJD) y Laura Castilla— están ampliando el conocimiento de las bases genéticas de esta patología que hasta ahora no tiene posibilidades de tratamiento, de diagnóstico prenatal ni consejo genético.

Opitz C: cuando el diagnóstico inicial es erróneo

En algunos casos, los pacientes afectados por este tipo de dolencias ultra raras pueden recibir un diagnóstico inicial —incompleto y demasiado genérico— que dificulta cualquier iniciativa de intervención terapéutica.

Este es el caso de una investigación reciente con participación del Grupo de Genética Molecular Humana que ha identificado dos mutaciones en el gen PIGT en un paciente inicialmente diagnosticado con el síndrome de Opitz C. Este estudio ha podido perfilar un diagnóstico molecular más preciso de la causa de la patología real que afectaba a este paciente, considerado en un primer momento como Opitz C. La investigación, publicada en la revista Medicine, se ha desarrollado en colaboración con expertos del Centro de Genética Clínica y la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), entre otras instituciones.

La colaboración científica internacional también ha sido decisiva para el diagnóstico genético en más casos de afectaciones severas en el neurodesarrollo que se habían considerado como síndrome de Opitz C. En concreto, el equipo de la UB también ha participado en la identificación de nuevas mutaciones genéticas asociadas al síndrome DPH1 —una dolencia minoritaria con una baja prevalencia en la población— en pacientes de dos familias diferentes y originarias de Malta y Yemen.

La posibilidad de realizar análisis familiares a partir de la secuenciación del exoma, junto con la colaboración internacional, resultan imprescindibles para impulsar el conocimiento de las dolencias raras del neurodesarrollo”, destacan los investigadores.

Los investigadores Daniel Grinberg, Susanna Balcells y Roser Urreizti forman parte del grupo de Genética Molecular Humana de Institut de Biomedicina de la Universitat de Barcelona (IBUB), del Centro de Investigación Biomédica en Red de Dolencias Raras (CIBERER) y del Institut de Recerca Sant Joan de Déu.

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