“La investigación nos ayuda, a los clínicos, a completar nuestra formación, mejorar los conocimientos y adquirir nuevos hábitos y técnicas de trabajo”

¿Cuál fue tu experiencia con la investigación en salud mental como residente en psiquiatría?

Desde el Parc Sanitari se apuesta muy intensamente para que los residentes conozcan la investigación que se desarrolla y se involucren en ella. En mi caso me implique mucho en el grupo de las doctoras Judith Usall y Susana Ochoa, sobretodo en el ámbito de la esquizofrenia. Gracias a esto pude colaborar en la presentación de posters y comunicaciones orales, además empecé a escribir mi primer artículo científico. El tema de la esquizofrenia me llamo mucho la atención y me sentí atraída des del primer momento; pero al mismo tiempo me di cuenta de mis limitaciones y de la necesidad de formarme en investigación.

¿Cuáles fueron las dificultades que te encontraste durante la realización de la investigación y la práctica clínica?

La principal dificultad de los profesionales que queremos combinar investigación y práctica clínica es que las condiciones laborales de los investigadores no son tan buenas. Por ejemplo, habitualmente los contratos para investigadores van ligados a proyectos y becas, que suelen ser para un tiempo limitado. Personalmente creo que este hecho debería mejorar ya que no podemos evitar que la investigación y la clínica avancen juntas, de tal forma que puedan retroalimentarse.

¿Cómo animarías a los residentes a introducirse en el mundo de la investigación?

En el caso del Parc Sanitari todos los residentes tienen la oportunidad de rotar en la Unidad de Docencia, Investigación e Innovación; y ver las distintas actividades que se realizan. Además les explicamos que después de la residencia tienen la oportunidad de seguir formándose: participar en cursos, másters, ir a congresos, seminarios... Toda esta oferta no es tan amplia si se limitan a la clínica. Además la investigación nos ayuda, a los clínicos, a completar nuestra formación, mejorar los conocimientos, adquirir nuevos hábitos y técnicas que más adelante podemos aplicar a la práctica diaria.

¿Cuál era el tema del proyecto de fin de residencia?

El proyecto se titulaba "Hiperprolactinémia por uso de antipsicóticos: efectos sexuales, reproductivos y osteopénicos", y consistía en evaluar las concentraciones de prolactina en sangre y relacionarla con los efectos secundarios de los pacientes. El estudio contó con más de 100 pacientes diagnosticados con esquizofrenia y que tomaran antipsicóticos, ya que este tratamiento produce concentraciones elevadas de prolactina en sangre. Durante el proyecto evaluamos los pacientes a través de escalas y cuestionarios; y después medimos las concentraciones de la hormona prolactina. Y como resultado observamos que la prevalencia de prolactinemia era mucho más alta de la esperada. Aunque los pacientes no mostraban muchos efectos secundarios reproductivos, sí que presentaban problemas de disfunción sexual que se relacionaban de formar independiente con los valores de prolactina. Fue un estudio muy clínico, es decir a partir de cuestiones que nos hacemos los propios clínicos, que pude disfrutar mucho, y que ahora estamos a punto de publicar el primer artículo.

¿Actualmente cuál es tu relación con la investigación en salud mental?

Ahora mismo estoy a punto de finalizar mi tesis doctoral sobre los primeros episodios de psicosis a través del estudio GENIPE. Concretamente he estudiado la edad de inicio de psicosis. Este datos lo hemos relacionado con antecedentes de complicaciones obstétricas durante el nacimiento, consumo de tóxicos de la madre durante la gestación y antecedentes psicóticos familiares. En el caso de las chicas, también, con la edad de inicio de la pubertad. A partir de este estudio pude escribir dos artículos que ya están publicados. Ahora mismo estoy colaborando en distintos proyectos de esquizofrenia, uno de ellos es el proyecto europeo M-RESIST de las doctoras Judith Usall y Elena Huerta.

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